Pop y esvástica

Lunes, 27 de octubre de 2003

Robbie Williams en Barcelona. El concierto no me gusta demasiado. Está bien, pero… ¿me habré vuelto un «finolis» musical? Este tío es una estrella, vale. Tiene clase, morro y fuerza escénica pero yo diría que todavía le queda bastante camino para recorrer. El repertorio es irregular (como irregular es la línea que separa el pop del rock) y el empaque no acaba de estar a la altura. ¿Por qué no se calma un poco? Por cierto, que ya cansa lo de «Hola Barça», «os quiero» y la señera colgada del micrófono. «El recurso fácil» que diría el follonero. ¿La parte buena? Pues que como buena estrella, disfruta de sus excesos y parece humano.

Veo «Sala Rosa» (un poco, sí) y confirmo que el presentador tiene los dientes menos separadas. A mi me caen y a él se le juntan. Caprichos de la naturaleza. Hoy lunes hemos repasado el guión para el programa de mañana. Hacia las doce y media, sufro un susto de cojones. Yo andaba tan tranquilo por los pasillos y me encuentro a Fermí vestido de nazi. Si, ya sé que es broma y que Fermí llora cada vez que chafa una hormiga, pero el uniforme te deja congelado. Así no hay manera de dejar de fumar.