¡No hay dolor!

Viernes, 31 de octubre de 2003

Hay un cierto paralelismo entre unas elecciones e «ir al dentista». En las dos situaciones, da mucha pereza, un poco de miedo y acabas con la boca abierta. Por no hablar del dolor. Los médicos arrancan muelas, los políticos arrancan votos. Y sin anestesia. «Ahora, ya no hacemos daño», me informa Óscar, mi dentista/amigo. Tiene razón.

No puedo decir lo mismo de los políticos. Hace tiempo que no hablo con ninguno de ellos. De momento ya hace días o semanas o meses que nos están dejando la cabeza como un bombo. Las elecciones empezaron al día siguiente de la última victoria de Pujol. La campaña más larga de la historia, por mucho que insistan en colgar el primer cartel. A mi, sobretodo, me hacen mucha gracia. Hombres y mujeres encorbatados, sudados, sonriendo arriba y abajo, diciendo muchas (¿demasiadas?) cosas y prometiéndolo todo.