El gilipollismo

Lunes, 24 de noviembre de 2003

Hoy me han felicitado por mi santo. Miro el calendario: Santas Flora y María. Saldo de comer y me para un chico muy educado: «Estoy estudiando para ingeniero técnico y estaría dispuesto a trabajar contigo. Tengo todos los carnés. También podría cargar o descargar». Le agradezco e informo que hacemos humor, ni casas ni puentes y que tampoco transportamos nada excepto nuestros propios cuerpos. Pongo la radio. Hay mucha gente que dice muchas tonterías, opinando sobre la situación post-electoral en Cataluña. Pero muchas, ¡eh!

Ha muerto Copito de Nieve. Las máximas autoridades de la ciudad comparecen para comunicar el pésame. Pienso que deberíamos plantearnos si se li debe dar la Creu de Sant Jordi. O otro tipo de condecoración que nos podríamos inventar en un momento.

Una vez en la tele, me convocan para gravar una pieza para fin de año y me encuentro al Gilipollas. De repente, lo veo todo claro. Él está detrás de todo. ¿Y si él es como el malo de Austin Powers y quiere conquistar la tierra?

Nota: ya han encendido las luces de Navidad. El Gilipollas dice que mañana se pronunciará en el programa. Ya tiemblo. El gilipollismo se extiende. Yo, aviso.