New York – New York

Martes, 12 de octubre de 2004

Hace unos días decidimos largarnos a New York, unos cuantos del Terrat. ¿Por qué?. Buena pregunta. Eso quisiera saber todo el mundo.

Bueno, la cosa no tiene ningún secreto. Se trataba de visitar algunas cadenas de televisión para ponernos al día en sistemas de trabajo, medios técnicos y esas cosas que nos interesan a los de la tele. Los norteamericanos, con todos sus vicios y defectos, son los pioneros del entretenimiento televisivo. Son los que tienen más dinero, menos vergüenza y millones de habitantes dispuestos a consumir. A consumirlo todo. Y eso es lo que nos encontramos, además de la prohibición de fumar en todos lados, una importante (veremos si decisiva) oposición a Bush y la ya típica «corrección» anglosajona. La que hace que todo sea brillantemente previsible. Que las parejas no se cojan de la mano, que no se besen, que en Central Park esté prohibido tomar el sol en top-less, que los invitados de los shows sean estupendos y risueños y que los presentadores se vistan como trabajadores de banca con su camisita, su corbatita y su canesú. A mí me pareció un gigante con los pies de barro. Un imperio confundido y anticuado en su concepción del mundo. La de «policías del planeta» ya no cuela. Es cómo si le faltara alma a ése gigante. Por lo demás, andamos como peregrinos, comimos en buffets carísimos, planeamos la operación «estrecho de Bering», nos perdimos en el metro, reímos bastante y hasta descubrimos que Barcelona es una ciudad de Puta Madre.

Nota: No tomes a los neoyorquinos como unos bobos. Saben que son un destino turístico y van a por la pasta descarado. Uno de nosotros dijo «esto es como Benidorm, con más dinero y en inglés». ¿Exageraba? Hice unas cuantas fotos. Están por aquí dentro.