Lo de la rivalidad

Miércoles, 7 de mayo de 2008

Me piden un artículo los del diario Público con motivo del Madrid-Barça. Les digo que paso bastante del fútbol. «No, no. Sobre la rivalidad entre ciudades». «Vale».
Mandé estas lineas:

«No puedo hablar de la rivalidad entre Barcelona y Madrid porque no creo en ella. Creo en la complementaridad, en la suma y en el enriquecimiento. Lo de la pugna entre ciudades nos sirve para echarnos unas risas tomando unas cervezas, pero no se ajusta a la verdad. Toda la gente inteligente que conozco ama las dos ciudades, sabe disfrutar las diferencias y valora la personalidad de cada una.

En toda mi carrera, jamás he encontrado problema alguno por el hecho de vivir y trabajar en Barcelona. Diría que incluso al contrario. Así de fácil fue, por ejemplo, la decisión de emitir nuestro programa desde casa. Lo propuse, se aceptó y ya está. En aquel tiempo pensé: «¿Por qué pueden hacerlo otros países, -USA por ejemplo- y no pasa absolutamente nada?». Los Angeles-New York, Barcelona-Madrid. ¿Dónde está el problema? Bueno, en honor a la verdad, debo reconocer que se pierde presencia en el meollo empresarial, artístico, político y de gestión general que goza Madrid. Pero gano en libertad y tranquilidad. No saben el placer que produce no tener que acudir a ninguna fiesta, ni compromiso indeseado. Gozo de la distancia que necesitamos los cómicos para reírnos de todo/todos. Conozco a menos famosos pero puedo vivir sin notarlo.

Madrid y Barcelona se necesitan. Tendría que haber cuarenta Aves y cincuenta puentes aéreos. Viajar cura todos los males, acerca a la gente, elimina suspicacias y yo diría que hasta adelgaza.»