Casualidades

Lunes, 15 de septiembre de 2008

Me gustan las casualidades, aunque no se exactamente porqué. Casualmente llevaba mi cámara el otro día en El hormiguero de Motos en Cuatro y, claro, tuve que desenfundar. Ahí va el testimonio. Pablo Motos es un excelente profesional, con un buen programa. Creo que soy el primero de laSexta que entra (y sale) de la estrella de la muerte. Cada vez que hablamos Pablo y yo, constatamos nuestras coincidencias. Pensamos muy similar. Nos gustan los mismos referentes y tenemos «calado» el show business patrio. «Tenemos que llamarnos más» le dije. Lo mismo que me soltó al día siguiente el Gran Wyoming en la presentación de laSexta, en el Price. Wyoming estuvo espléndido, como siempre, y yo seguí con la parodia de nuestra rivalidad. «Al final vamos a ser como Dean Martin y Jerry Lewis».
Con Pablo Motos
LaSexta arranca una nueva temporada con esa mezcla de libertad, modestia, buen ambiente y ambición. La prensa refleja en cuentagotas, las más de dos horas que duró el acto. Cada septiembre pasa lo mismo. Los periódicos de otros grupos, nos relativizan sin decoro. Cada septiembre, pienso en lo bajo que ha caído el periodismo. En el acto de laSexta, quise que Berto recibiera el aplauso de los presentes. «Porque representa lo que nos gusta de esta cadena: que apuesta por gente nueva y sale bien». En un minuto, mi sobrino se los puso en el bolsillo. Fue el propio Berto, junto a Pep Espada, el que protagonizó otra casualidad.
Berto y Pep
Estábamos en el puente aéreo y se puso a leer el mismo libro de Ken Follet que nuestro director. Por lo que se aprecia, Pep está llegando a la mitad. Con lo que esperamos, igual acabaron éste y se compraron otro. El mismo, claro.

Ya para terminar, resulta que estoy a punto de enviar esta entrada, cuando descubro que es día 15 de septiembre y que debo volver al plató. ¿Casualidad? No lo sé, pero como ya avanzamos a la prensa, esta temporada pensamos llegar «MUCHO MÁS ALLÁ». Vamos a abordar el misterio como nunca nadie lo ha hecho. Es decir, como todos, pero reconociendo que es una patraña. «Patraña». Me gusta la palabra. «VIVA PATRAÑA». Hasta la noche.