Amabilidad

Viernes, 3 de octubre de 2008

Amabilidad

La amabilidad es un bien preciado y no todos lo poseen. Cuando, en un restaurante, te sirven el postre como me pasó a mí y lees «Hola», sonríes porque alguien ha sido amable contigo. Y mira que es fácil y barato. Los pequeños gestos que provocan un pellizco de felicidad, son los mejores. Nos ayudan (más de lo que creemos) a soportar el día a día. Los míos están llenos de gestos así. Muchos espectadores traen regalos y no sé cómo agradecerlos, porque más que el regalo en sí, lo que se valora es el gesto.

Como los amigos que vinieron el otro día desde Valladolid y me trajeron una réplica del ayuntamiento en miniatura. O la chica que me regaló uno de esos lápices de astronauta con los que puedes escribir boca arriba, voy a acabar fatal de las cervicales. O las camisetas, los libros dedicados, las maquetas de futuros discos, cargadas de ilusión. ¿Cómo devolver todo eso? Lo primero, consignándolo como hago ahora. Me llega todo, lo valoro todo. Lo último: un juego de vasos del mundial 82, con su naranjito. ¡Me quedé sin palabras!

Cuando regalas entregas cariño. Ya lo decía el gran Álex Rovira: «es mejor regalar que recibir». Estoy de acuerdo. Hoy actuamos en Santander y estoy convencido de que volveremos a recoger toneladas de cariño. Para eso hemos inventado el Terrat Pack: para «sentir» que el humor une y dulcifica y crea una harmonía como pocas cosas en la vida. ¿Quieren que les traiga anchoas?