Gente

Viernes, 2 de abril de 2004

Jordi Gago (él se define como «mamífero»), me hace llegar la caricatura de un sobrino suyo. Tiene 12 años, se llama Carles Julià.

Mientras como con los compañeros cerca del Terrat, se nos acerca un hombre mayor y me pide permiso para grabarnos con una cámara de video doméstica. No sé qué decirle… o sea, le digo que «sí». Y ya nos tienes a todos, alucinando con el tema. El hombre acaba y nos da las gracias.

Cuando volvemos a las oficinas, nos cruzamos con otra persona que todavía no ha comido pero que en cambio ha bebido bastante y nos pregunta: «¿Dónde puedo pegar un plotazo por aquí cerca? ¡¡¡Un puti-club vamos!!!».
La realidad supera la ficción, pero la gente supera la realidad.